martes, 19 de abril de 2011

SEMANA SANTA: NO SE NADA, LUEGO CREO

Frente al soberbio dogma que domina la mente de la  humanidad moderna que dice que la fe es el refugio del ignorante, solo se me ocurre afirmar, posiblemente dándole la razón al aserto,  que creo porque no se nada…

Y es verdad. Porque las generaciones del mundo católico que hemos nacido a partir de la década de los sesenta, hemos recibido una nefasta formación religiosa, siendo peor casi  que el hecho de no haberla recibido. A veces, es mejor no saber que estar equivocado. Y no sabemos casi nada sobre la religión católica. Por eso, al no saber casi nada, el misterio del cristianismo se hace más apasionante de descubrir y anima al estudio.  Aunque es verdad que esto exige la humildad intelectual de admitir tal misterio y de encantarse con la sorpresa que supone. También, exige tener la capacidad de admirar la realidad como el niño que observa lo más sencillo con una honda impresión…Porque como niños hay que aceptar el misterio tremendo que encaramos estos días santos. Sólo como ignorantes que no entendemos qué sentido tiene el mundo, la vida o el mal, puede uno afrontar la única razón de todo de la única manera razonable. Y solo así, desde el Génesis a la Resurrección, puede encontrarse la cierta lógica que nos permite entender de qué va esto…Y si uno ni se plantea estos asuntos, se pierde, de forma trágica, la clave de su propia vida y la del mundo.

En esta Semana Santa he decidido conocer aún más la figura de Cristo, leyendo el nuevo libro del Papa que narra la segunda parte de la vida de Jesús. Desde las primeras líneas hay que dejar que la mente vuele y trabaje, para asimilar la riqueza de cada página. Yendo a la verdad literal de lo que nos cuentan los Evangelios (verdad que con los descubrimientos recientes es cada vez más histórica y real), se me hace apasionante descubrir, por ejemplo, que donde leemos que Jerusalén, el Domingo de Ramos, ante la llegada de Jesús montado en un burro, está  “alborotada”,  quiere decir en su escritura original, que la ciudad se hallaba, en realidad, “como con el temblor de un terremoto”…

Y así, yo al menos me sorprendo con la enorme sugestividad de cada  uno de los infinitos detalles de nuestra fe, que aborda de forma completa (dando solución concreta en el mismo Jesucristo), el sentido de la vida, del mundo y de la historia.

Seguimos el lunes 25…

1 comentario:

  1. Estimado Rodolfo, creo que lo que comentas qeuda iluminado por las páginas 53-55 del libro de Benedicto XVI que se comenta, pues explica que Cristo, según San Pablo en la Carta a los Romanos, es el "kapporet"...Es decir, la Cubierta del Arca de la Alianza o también, la nube misteriosa que indica la presencia de YAHVE...Es que te lo digo porque los experimentos de eruditos que pretenden desmontar 2000 años de tradición y de expertos sabios, suelen conducir a la pérdida más abosluta de fe...El Reino de Dios no es de este mundo. Jamás.

    ResponderEliminar

Por favor, deja tu comentario y valora esta entrada, tanto si estás de acuerdo como en desacuerdo.